Vamos sacando fotos con la cámara recién salida al mercado, vamos sacando fotos con el iPhone que compró el papito, vamos copiando ideas, pero de un ángulo raro, asi muy flikr para pasar piola en Lo Contador o en otra facultad llena de sueños artísticos que nunca se cumplen.
Ch.ACO supuestamente la feria de arte más importante del momento se convirtió en una cierta clase de guía para ser un artista decadente y engrupido. Comentada por cada radio “con opinión”, o algún diario que sueña con tener onda (La tercera), tal mentada feria terminó con suculentas ganancias. Todos sabemos que si, se vendió ¿Arte? Las rubias plásticas de todos los stands estarán felices, pero ¿Era necesaria tanra parafernalia para una feria que no era más que una junta de galerías de arte para gente acomodada?
Sin ir más lejos, las cuatro lucas que costaba la entrada, estaban totalmente pagadísimas con el número sideral de flyers innecesarios, los dípticos de consultorio que entregaban en la entrada. Además para la gente “no oriente” el pique larguísimo en Transantiago era una verdadera lata.
Físicamente era un muy buen lugar, caluroso, agobiador, de esos que te dan mucha sed, tanta sed que te obligaban a pagar las 2 lucas que costaba un vaso (de flúor) lleno de jugo natural, o una bebida en lata (con bombilla incluida). De paso ver la supuesta muestra de arte contemporánea más grande del momento a precios patéticos. Si! PATÉTICOS, porque 20.000 dólares costaba la obra “promedio” del Stand de Colombia (aló). Los ojos claros de los asistentes se abrían a más no poder cuando el colita vestido entero de seda, decía el precio. Era un regocijo, un jolgorio masivo al momento de hablar de dólares y suculentas sumas.
Ch.ACO es una fiesta de un grupo de gente que por su limitada forma de ver el arte y toda la vida en general llamarlos hasta ”snob” les queda grande. No merece más comentarios una feria que se las dio de lo más actual del momento sin ni siquiera contar con la presencia de alguna Universidad pública. ¿Finis? ¿UNAB? Sin comentarios.
Esperemos que el 2011 sea más hacia la cordillera, más alejada de la urbe, más plástica, quizá habrá que ir en avión. Pero cuidado, que hacer una feria de arte a la cresta del mundo como fue visto este año, no asegura calidad bajo ningún punto.
Ch.ACO supuestamente la feria de arte más importante del momento se convirtió en una cierta clase de guía para ser un artista decadente y engrupido. Comentada por cada radio “con opinión”, o algún diario que sueña con tener onda (La tercera), tal mentada feria terminó con suculentas ganancias. Todos sabemos que si, se vendió ¿Arte? Las rubias plásticas de todos los stands estarán felices, pero ¿Era necesaria tanra parafernalia para una feria que no era más que una junta de galerías de arte para gente acomodada?
Sin ir más lejos, las cuatro lucas que costaba la entrada, estaban totalmente pagadísimas con el número sideral de flyers innecesarios, los dípticos de consultorio que entregaban en la entrada. Además para la gente “no oriente” el pique larguísimo en Transantiago era una verdadera lata.
Físicamente era un muy buen lugar, caluroso, agobiador, de esos que te dan mucha sed, tanta sed que te obligaban a pagar las 2 lucas que costaba un vaso (de flúor) lleno de jugo natural, o una bebida en lata (con bombilla incluida). De paso ver la supuesta muestra de arte contemporánea más grande del momento a precios patéticos. Si! PATÉTICOS, porque 20.000 dólares costaba la obra “promedio” del Stand de Colombia (aló). Los ojos claros de los asistentes se abrían a más no poder cuando el colita vestido entero de seda, decía el precio. Era un regocijo, un jolgorio masivo al momento de hablar de dólares y suculentas sumas.
Ch.ACO es una fiesta de un grupo de gente que por su limitada forma de ver el arte y toda la vida en general llamarlos hasta ”snob” les queda grande. No merece más comentarios una feria que se las dio de lo más actual del momento sin ni siquiera contar con la presencia de alguna Universidad pública. ¿Finis? ¿UNAB? Sin comentarios.
Esperemos que el 2011 sea más hacia la cordillera, más alejada de la urbe, más plástica, quizá habrá que ir en avión. Pero cuidado, que hacer una feria de arte a la cresta del mundo como fue visto este año, no asegura calidad bajo ningún punto.
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